Arte y fotografía

Mar Ramón, la ceramista del cuerpo que tiende puentes entre València y Galicia

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. La cerámica no es ninguna extraña en los espacios de arte contemporáneo. De hecho, cada vez menos. No son pocos los autores que vienen advirtiendo de la recuperación de una tradición -o ruptura con sus modos- a partir de reflexiones que van más allá de la artesanía, miradas porosas en las que lo artístico y lo cotidiano, la ruptura y la conexión con el pasado, se dan la mano. Aunque sea para saludarse y alejarse. En este océano nada la artista Mar Ramón (València, 1993), que desde su taller en Galicia, donde reside, crea un universo en el que habla del cuerpo, el espacio y lo cotidiano. 

 

Sus piezas se han visto en la feria ARCO Madrid, de la mano de la galería Nordés, y en su trayectoria también suma haber participado en CeramicRes, la residencia de creación cerámica desarrollada en l'Alcora, un camino al que le faltaba una chincheta por poner, la de su primera exposición en València. Es ahora cuando por primera vez se puede ver su obra en la ciudad en el marco de la exposición colectiva CLAC. La cerámica del arte, un proyecto comisariado por José Luis Clemente en el Centre del Carme (CCCC) que se presenta como la "primera exposición en España dedicada a la revisión de la cerámica contemporánea en todo tipo de soportes, técnicas y disciplinas".

 

El trabajo con la cerámica le viene de familia, pues su madre también trabajaba con ella, una herencia que, con todo, no parecía ser una primera opción, pues antes de acercarse a las Bellas Artes coqueteó con la idea de dedicarse a la Arquitectura, una disciplina que, aunque de manera no explícita, también se puede ver en su trabajo. "Quizás de la arquitectura saco el interés que tengo por los espacios. En una de mis series, Esquinas, voy registrando las esquinas de mi casa materna, de un taller que tuve o de la casa en la que pasé la cuarentena de la pandemia. Me interesa, además, la arquitectura de los cuerpos, cómo la arquitectura delimita cómo los cuerpos se mueven en el espacio", relata la artista.

 

Pero, ¿por qué cerámica? "Hay algo en su maleabilidad que hace sencillo trabajar con ella, pero luego se vuelve dura, siendo frágil a la vez. Esas dicotomías me interesaban mucho al principio. Luego, además, tiene mucha relación con lo utilitario, con el comer y el beber, algo que enlaza con el cuerpo, del que hablo mucho. Desde ese vínculo divino de la creación a una relación desde la forma y nombre de las partes de las vasijas. Hay algo muy antropomórfico en el material". Esta mirada a la corporalidad marca el relato de Mar Ramón, que habla de la poética del cuerpo y, también, desde lo cotidiano, reflexionando a partir de "objetos domésticos" que se refieren a las prácticas históricamente femeninas, a los cuidados. 

 

 

En este sentido, Ramón presenta una serie de "refugios" en los que se ve negro sobre blanco esa convivencia entre un espacio más intelectual y otro más terrenal, una idea que nos lleva a la eterna conversación en torno a los límites entre el arte y la artesanía. "Es una distinción que al final es muy porosa. Yo misma ahora que estoy trabajando con formas de jarrones, quizá la clave es escapar de la serialidad", reflexiona. "La realidad es que yo trabajo muchísimo con cerámica, pero si a un ceramista le preguntas cómo estoy utilizando la técnica, seguramente se horrorizaría". Y en ese acercamiento desde lo orgánico a los métodos que exigen el proceso cerámico hay algo imposible de obviar, pues su naturaleza difícilmente permite las modificaciones. "Hay que abrazar el error. Mi forma de trabajar es bastante orgánica y, de hecho, a veces lo busco. En mi último proyecto puse los esmaltes mal a propósito, aunque quizá salieron demasiado bien [ríe]".

 

Este trabajo se conecta directamente con contexto que habita en Galicia y sus particularidades, pero también tiene paralelismos con una València que también ha sido clave en la tradición cerámica y en la carrera de Ramón, desde esa residencia en l'Alcora a su experiencia en Domanises, el taller dirigido por Juan Carlos Iñesta, donde se acercó a una manera de operar en la que cabían relaciones más abiertas con distintos tipos de profesionales, como los diseñadores, que abren nuevos caminos hacia el futuro de la cerámica. "En mi pueblo antes había mucha tradición cerámica y ahora quedan dos artesanos. Pero a la vez van saliendo jóvenes que están haciendo una nueva artesanía. Entonces se va transformando", relata. Por lo pronto, el camino de la cerámica y el cuerpo de Mar Ramón tiene varias paradas, entre exposiciones en Galicia o la feria de arte Marte y, hasta septiembre, en el CCCC.

 

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo