Entrevista

Murcia Plaza Cultura

Agustina Macri: "El cine me parece una herramienta para soñar y hay que usarla a favor de las historias"

La directora argentina estrena en España 'Miss Carbón', la historia de Carlita Rodríguez, primera mujer transgénero de la cuenca carbonífera, en la Patagonia argentina

Agustina Macri (izquierda) junto a Lux Pascal.

Agustina Macri (izquierda) junto a Lux Pascal y Paco León

Lux Pascal y Paco León en un fotograma de la película.

Lux Pascal.

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La directora argentina Agustina Macri vuelve a España para presentar 'Miss Carbón', la historia de la historia de Carlita Rodríguez (interpretada por Lux Pascal), primera mujer transgénero de la cuenca carbonífera, en la Patagonia argentina. Un 'cuento' que la realizadora argentina trata sin artificios, logrando captar toda la esencia que tuvo que vivir esta mujer desde joven. Inspirada en hechos reales, Miss Carbón es una historia de superación sobre la pasión y esos sueños que no entienden de géneros. Carlita logró ser la primera mujer minera en un pueblo donde las mujeres tenían prohibida la entrada a la fuente principal de ingresos de la región: la mina de carbón. Una superstición consideraba que las mujeres eran amenaza de derrumbe y el trabajo minero se les reservaba a los hombres. Carlita, como mujer trans, logró ingresar en la mina rompiendo el sistema desde dentro y prendiendo la chispa de una revolución. Como nota española, destaca la presencia de Paco León. Además, parte del rodaje se realizó en el País Vasco.

 

Presentas Miss Carbón, una historia basada en hechos reales y contada con mucha sensibilidad y sin artificios. ¿Era uno de los objetivos?

 

Sí, sí, creo que había varios desafíos, la verdad. Para mí, el principal era tratar de ser fiel a la historia. Es una historia con tanto corazón, porque Carlita es un personaje único y muy, muy, muy especial. Ya me gustaría que de a poco lo vayan conociendo todos. No solamente era estar cerca del espíritu de ella, de cómo ella peleó por su sueño y cómo lo cumplió, sino también me desafiaba como directora el hecho de que muchas veces uno quiera retratar ciertos universos y hay veces que también el cine me parece que es una herramienta para soñar y hay que usarla a favor, ¿no? No tratar de caer en lugares como un poco más tristes o un poco más duros, sino tratar de buscarle como la idea de sueño en todo eso.

 

En mi caso me apoyé mucho en la idea como de una fábula. Siento por momentos a Carlita como una superhéroe que va saltando todos sus obstáculos para cumplir su sueño. Me apoyé mucho en eso porque, bueno, a veces también las realidades de nuestros propios países, como me pasa a mí como Argentina, son muy duros y muy tristes y hay que encontrarle la vuelta.

 

¿Qué mérito le otorgas a Carlita en su vida?

 

La verdad que a Carlita le doy todo. Como te decía, es como un ser tan maravilloso y es un ejemplo de vida. Más allá de su identidad trans y más allá de toda la fortaleza que ella tiene como mujer trans, me parece que es una, ante todo, mujer maravillosa, un ejemplo. Es una persona que da el ejemplo en cada cosa que hace, en el silencio, en cada acto, cómo se entregó con nosotros, cómo ayudó al equipo, cómo ayudó a que la película saliera adelante, cómo puso el cuerpo, de la misma manera que creo que la puso en su vida y luchó por todo lo que le fue pasando.

 

Me parece que son realidades muy muy duras hasta el día de hoy, que sigue viviendo ahí, que sigue trabajando en la mina. Hay que tener coraje para también romper con todo eso, con romper con el lugar del que venimos y buscar nuevos horizontes y creo que ella salió adelante. Hoy te das cuenta que el mismo pueblo que antes la maltrataba y que le hacía bullying y que le gritaba cosas horribles, hoy le gritan que es una estrella y que va a salir en Netflix, así que es un lindo recorrido y reconocimiento para ella. Y creo que la peli lo refleja un poco, como en esa curva que el personaje hace y hasta donde llega.

 

Estos comienzan en 2008, eso es hace no mucho. ¿Cómo explicas que todavía existiera ese veto, digamos, casi espiritual a las mujeres en la mina?

 

Totalmente, sí. Muchas personas me preguntan y creen que estamos hablando de una historia que sucedió hace 60 años y cuando digo que esta es una historia de ahora, que Carlita, como te decía, sigue trabajando en la mina y que sigue siendo, de alguna forma, parte de ese sistema, la verdad que todo el mundo se sorprende muchísimo. Lo cual me parece que hace que la película sea aún más vigente, ¿no?

 

Es como que estamos hablando del presente, donde a mí lo que me sorprendió cuando llegué a Río Turbio por primera vez fue encontrar esa cultura tan fuerte, ese folclore, ese amor por, como dices tú, un poco por el ritual, por el rito de venerar a una patrona como Santa Bárbara. Sucede algo tan fuerte como que se instala o que se empieza a explotar una mina de carbón en un sitio pequeño, en el medio de absolutamente de la nada, perdido en la cordillera de los Andes. Es como que el pueblo hace 80 años que sigue creciendo y que se desarrolla alrededor de esa actividad. Tú respiras todo el tiempo eso cuando estás en el pueblo, lo respiras en todo, en las pequeñas cosas que se venden en los locales, en la gente, en que vas a todos lados y quizás te estás comiendo una pizza en una mesa y al lado hay un chico vestido de minero comiéndose una pizza. Eso se transformó para mí como en algo cultural muy arraigado en esa sociedad y sigue estando hasta el día de hoy.

 

Creo que obviamente Carlita fue una de las primeras en poder transformar eso y hacer que las mujeres pudieran empezar a romper con la superstición, pero bueno, como sabes, muchas veces las mentalidades y los sistemas son difíciles de quebrar.

 

  • Lux Pascal. -

 

Es todavía más complicado en, como tú decías, pueblos digamos tan encerrados un poco en sí mismos, tan alrededor de una actividad económica y tan fuertes en sus creencias.

 

Sí, creo que también hay algo geográfico que te determina muchísimo. Para llegar al pueblo tienes que aterrizar en una ciudad que se llama Calafate, que es famosa por su glaciar Perito Moreno, pero de ahí luego tienes como tres horas de carretera donde no hay absolutamente nada, o sea, nada. Ni cobertura, ni un árbol, ni una gasolinera, no hay absolutamente nada. Ya el hecho de llegar a Río Turbio con esa información, con esa carga, de hecho Río Turbio está más cerca de Chile que de cualquier ciudad importante argentina, creo que, como dices tú, el hecho de vivir un poco en esa sensación de aislamiento, o un poco más lejos del resto del mundo, hace que uno también un poco se encierra en sí mismo en algún punto, me parece. Como que se vuelva fuerte hacia adentro, y me parece que es lo que le pasó a Río Turbio todo este tiempo, y a mí como te decía, todo lo que vi y todo lo que viví, me encantó. La película también tenía que rendirle un cierto homenaje, a ese culto, sacando el hecho de que obviamente se pongan un poco discriminadoras con las mujeres, pero el rito en sí, de ver a la familia, ir a rezar a Santa Bárbara, las procesiones que había en la calle, la manera en que la gente se apoyaba en eso, me pareció algo muy bonito de retratar.

 

Un pueblo, digamos, muy encerrado hacia adentro, es un poco injusto porque a las mujeres les cortan las posibilidades de supervivencia, digamos, económica y social, ¿no? La principal actividad económica, y no te dejan ejercerla.

 

Sí, sí, totalmente. Como te digo, me parece que son 80 años de tradición, donde los primeros inmigrantes que llegaron a ese sitio a explotar las montañas, encontrando el carbón, y, como siempre, se volvió todo una tradición masculina, en donde los hombres iban como heredando esa pasión y esa vocación, y eso fue lo que siempre me dijo Carlita, en este pueblo, si eres varón, si eres hombre, sí o sí estás destinado a ser un minero, o máximo a quizás tener un rango de gendarme en el ejército. Todo hombre que naciera en ese pueblo estaba bastante destinado a ser minero, y bueno, entonces eso creo que inevitablemente un poco empujó a las mujeres a quedarse en lugares como mucho más tradicionales, en algún punto como un poco arcaico todo.

 

Es conmovedor también ese empeño de Carlita, que por cierto está interpretado muy bien por Lux Pascal, de pelear por sus dos sueños. Por un lado ser mujer y por otro el ser minera. No sé si esto también lo ves como un ejemplo, ya no solo para romper tabúes en la sociedad en la que ella se mueve, sino como ejemplo para toda la sociedad, de persistir, de ser valiente en lo que crees y en lo que sueñas.

 

Eso siempre, eso siempre, y creo que Carlita es un ejemplo de vida absolutamente. A mí es algo que me gustó igual y que de nuevo me tomé el permiso de eso en la película, de contarlo como un sueño. Sin embargo, es verdad que una vez con Lux, conversando con Lux en el rodaje, ella me dijo: “Las mujeres trans no soñamos con ser mujeres trans, somos mujeres trans”. Entonces hay algo de que quizás en la poética y en el texto y en la forma de decirlo era lindo que Carlita dijera, antes de eso, “me soñé minero antes de soñarme mujer”, pero en verdad como que fue una licencia poética que nos tomamos porque en el fondo las mujeres trans nacen sabiendo que son mujeres.

 

Y como dices tú, bueno, Carlita tuvo que luchar muchísimo por eso en un pueblo súper súper cerrado, que hoy creo que está en 10.000 habitantes, pero en la época que ella creció y nació hace 30 años, 25 años, imagínate lo que habrá sido, lo que fue su infancia, lo que fue la vida que tuvo ella en su casa, lo que a ella le costó, como dices tú, congeniar estas dos cosas. Darse cuenta el camino que empezaba a hacer como mujer y su identidad y la búsqueda de su identidad y al mismo tiempo estar tan convencida de que ella quería ser minera. Yo siempre le pregunté muchas veces por qué, cuándo, cómo, de dónde viene y siento que como que no hay mucha razón, como no hay mucha racionalidad en eso que le pasó, ¿viste?

 

Ella simplemente quizás tomó como natural venir de donde venía, crecer. Ella siempre cuenta que su patio de juegos cuando era pequeña era la misma mina que cuando su padre trabajaba ahí. El padre tuvo varios problemas de salud y no pudo trabajar específicamente de minero, pero como sabes, la mina es una compañía y es una empresa muy grande que tiene un montón de puestos de trabajo.

 

Entonces ellos vivían exactamente en el mismo sitio. Cuando Carlita salía de su casa, en vez de tener un jardincito o tener un patio o ir a la plaza del barrio, ella jugaba en los alrededores de la mina. Con lo cual la mina siempre para ella fue como un hogar.

 

Y bueno, cuando hablo con ella, siempre queriendo tratar de descubrir un poco más y entender por qué un poco su camino y su recorrido, ella siempre me dice que siente como que su sueño de ser minera fue algo como heredado, algo tan intrínseco de ella que nunca lo pudo cuestionar.

 

  • Lux Pascal. -

 

Percibo que la manera de rodar es por momentos de documental, que eso lejos de desenfocar la historia la enriquece todavía más. ¿Cómo ha influido tu formación de documentalista que también tienes en el rodaje de esta película? ¿Cómo percibes tú que te marca como cineasta?

 

Yo creo que sí, que me marca bastante, que me marcó mucho desde el principio. También yo vengo del mundo de un poco de la sociología y cuando estaba terminando la carrera encontré en el documental las primeras puertas de entrada del cine y vi que la cámara también era muy potente como medio para contar un montón de historias. Y de repente tengo como una pasión y diría casi una obsesión por las historias reales. Cuando estás lidiando con historias reales y en los tiempos que corren hoy donde todo el mundo tiene a todo, donde todo el mundo con el móvil entra a todos lados y sabe todo y las redes sociales te permiten estar adentro de las casas de las personas, donde ya casi que no hay límites entre la intimidad del exterior, entre los personajes, yo creo que la realidad está todo el tiempo puesta en jaque. Y creo que a la hora de como realizadores y directores creo que tenemos que cuidar mucho esa parte de realidad que contamos y hacerlo lo más real posible.

 

Entonces en este caso siempre supe que yo una vez que llegué al pueblo quería intentar retratarlo de la manera más realista posible. Para eso convocamos a todo el pueblo y a un pueblo vecino que se llama ‘28 de noviembre’ para que participaran en la película. Todas las personas que aparecen en la película sacando muy poquitos actores y actrices son personas reales. Y eso me parece que le dio a la peli un color y una textura que para mí era importante, porque si no a la hora de ver la peli, si al espectador tú le ofreces algo un poco artificial es como que queda muy despegado y creo que te saca de la experiencia.

 

Soledad es otra de tus películas que también retratas la dura vida de una mujer que termina siendo asesinada. ¿Sufres al adentrarte en historias de este tipo tan duras y como tú dices tan reales?

 

Sí, un poco sufro, pero me apasiona. Es como un sufrimiento lindo, un sufrimiento adrenalínico también. Con Soledad fue mucho más duro todo, porque sí, es también la historia real de una argentina, digamos, entre comillas, bastante común, de clase media de los 90 que viaja con su mochila como mucha gente en Argentina y como lo sigue haciendo viajando hacia Europa, hacia aquí, como queriendo recorrer un poco y conocer el mundo y ahí termina en un sitio en Italia, se siente muy a gusto y termina teniendo una relación de amor con un italiano.

 

Para mí es una suerte de Romeo y Julieta anarquistas donde intentan encontrar un lugar de pertenencia y termina como atrapada acusada de ser terrorista de Estado y toda una cosa como totalmente exagerada. Como decían muchas, fueron como más chivos expiatorios que culpables realmente. Y sí, con Soledad fue muy intenso todo el proceso, también creo que las óperas primas son como los primeros hijos, como los primeros partos donde todo duele más, todo cuesta más, todo se siente más.

 

Pero igual sufrir un poco me parece que está bueno, para una directora o para un director porque es una linda gasolina para recordarte que estás muy conectada con lo que estás haciendo.

 

He visto un poco en A6 Cinema, que rodaste una serie en México para Star Plus, en España vas a dirigir, o estaba previsto, en una historia real del chef María Marte en el Club Alar. ¿Dónde te vamos a poder ver próximamente tu trabajo?

 

Sí, bueno, justo al final de la pandemia me fui a Argentina a rodar una serie con Clara Lago como protagonista, que fue una serie muy grande que se llamó Limbo, que tuvo dos temporadas. La primera temporada la pudimos estrenar en Cannes Series y fue una experiencia espectacular, más allá de que estábamos en el medio de la pandemia, pero creo que eso también un poco nos salvó. Fue una una de las primeras originales que hizo Star Plus antes de que ahora ya de nuevo es Disney Plus.

 

Trabajar con Clarita fue una experiencia increíble, la quiero mucho y ella es una gran, gran actriz de la cual como directora aprendí muchísimo también. Como le digo yo, es como un animal de set, que crecía dentro de un set y sabe muy bien cómo manejarse y controla todo. Y después tengo varios proyectos en desarrollo, el de María Marte era uno, pero todavía está ahí en stand-by.

 

El proyecto que tenía en México finalmente decidí no hacerlo porque finalmente me confirmaron que podíamos hacer Miss Carbon. Y ahora estoy con un montón de otros proyectos siempre bastante enfocados en largometrajes. Tengo algunos en Italia, quiero rodar uno el año que viene aquí y otro en Uruguay.

 

Y de series, tengo una serie que todavía no puedo anunciar que se está por confirmar, pero sería mi primera serie para rodar aquí en España en conjunto con otra directora española. Así que apenas podamos anunciar todo eso, pero sí, un montón de proyectos por suerte. Y como te digo, me está costando salirme de la matriz de que siempre son protagonistas mujeres y casi siempre son historias reales. Así que a ver si en algún momento rompo con la matriz o me quedo ahí atrapada en la Matrix (risas).

 

Bueno, no está mal que historias de mujeres no sobran.

 

Leí alguna vez, no me acuerdo quién dijo, qué directora lo dijo o qué actriz lo dijo, que las mujeres corremos muy en desventaja. Tenemos todavía muchos años y casi te diría siglos de desventaja frente a los hombres. Así que hay demasiadas historias de mujeres en cajones todavía por contar. Así que si puedo ayudar un poco aunque sea en eso, mi grano de arena, estoy feliz de poder aportarlo.

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