Valencia ya no solo se sirve en copa, también en busto. Desde su apertura, Maison Lupin se ha convertido en un fenómeno en el centro de la ciudad gracias a una propuesta única: cócteles servidos en esculturas de cerámica que rinden homenaje al universo de Arsène Lupin, el célebre ladrón de guante blanco de la literatura sa, así como a sus amigos, víctimas y golpes magistrales.
No contento con ello, este elegante rincón de la calle Conde Altea con Almirante Cadarso, va un paso más allá y apuesta por la coctelería de autor, mediante un formato que ya está dando de qué hablar. Se trata de los Guest Bartender: encuentros quincenales donde algunas de las figuras más destacadas del panorama coctelero toman las riendas de la barra de Lupin para ofrecer creaciones exclusivas, efímeras, y absolutamente únicas.
Los cómplices de Lupin
La primera edición de los Guest Bartender arrancó a principios de abril con Iván Talens, una referencia absoluta en el circuito de la mixología nacional. Su propuesta, Mediterranium, es un viaje sensorial a la esencia del Mediterráneo. En su propuesta combinó pisco Dominio de Los Andes, el carácter floral de Italicus, la complejidad del vino de Jerez, el dulzor oscuro del licor de higos, el toque menorquín de Gin Xoriguer, bitter de pomelo, y coronó con una espuma cítrica de lima y mano de Buda, un cítrico asiático que añade un aroma punzante y exótico a la experiencia. Talens no solo firmó esta bebida, sino una narrativa líquida que condensa terroir, técnica y memoria gustativa.

A él le siguió Sargis Kocharian, bartender con alma de viajero y una técnica afinada como un kaiseki. Para Lupin diseñó Japan Collins, una propuesta de inspiración asiática elaborada con gin, melón, yuzu, óleo saccharum de mano de Buda, limón y soda. El resultado, un cóctel fresco y fragante, con notas cítricas complejas y un perfil aromático que remite al equilibrio y la delicadeza de la tradición oriental.

El tercer episodio de esta serie se celebró el jueves 15 de mayo y tuvo como protagonista a Denys Cherkasov, uno de los bartenders más inquietos y experimentales del panorama actual. Su propuesta, bautizada como Kiwi Killer, fue un despliegue de frescura y precisión con marcado acento oriental que combinaba pisco, melón japonés y pepino, coronado por una espuma de kiwi y mandarina oriental.
Más allá del cóctel
La iniciativa no se detiene aquí. El equipo de Maison Lupin ya trabaja en nuevas colaboraciones. «Sabemos que en Valencia todavía queda camino por recorrer en el mundo del cóctel e intentamos aportar nuestro granito de arena. Y una de las formas de hacerlo es trayendo a bartenders invitados, profesionales que iramos y que vienen a Lupin a crear algo único por una noche. Esas sesiones son mágicas. La gente las espera, las vive, y se va con algo más que una copa», explica Jorge Herrero, gerente del establecimiento.
La fórmula funciona: cada edición es una invitación a descubrir la mirada creativa de grandes nombres de la coctelería, a saborear ideas que solo existen una noche, y a formar parte de un ritual líquido que se vive una vez y se recuerda para siempre. En un contexto donde la restauración se reinventa constantemente, propuestas como la de Lupin recuerdan que la coctelería puede ser narrativa, espectáculo y autoría. Y Valencia, sin duda, lo está saboreando.