VALÈNCIA. ¿Puede una novela desvelarte el final en las primeras páginas y aún así sorprenderte? Si la escribe Virginia Feito sin duda alguna sí, puede. Este es el caso de su nueva novela Victorian Psycho (Lumen) un excelente thriller que cuenta la historia de una institutriz psicópata y sádica llamada Winifred Notty que comienza a trabajar en la casa del señor y la señora Pounds para dar clase a sus hijos, a los que enseña de todo menos álgebra y costura. En las primeras páginas de la novela, que funciona como el diario de Winifred, la protagonista advierte al lector de lo que va a pasar durante el relato con un spoiler que no da pie a la imaginación ni a la duda: “En tres meses todos los habitantes de esta casa estarán muertos”.
Tras este comienzo de infarto, Feito consigue mantener la tensión durante toda la lectura, haciendo que el lector se estremezca tras cada página y generando pasajes que juegan con la angustia y el suspense para hablar de la historia de una institutriz en la época victoriana que mata por placer. Un relato que, por su gran potencia, va a dar el salto a la gran pantalla con la productora A24, bajo la dirección de Zachary Wigon -The Heart Machine y Sanctuary- y protagonizada por Maika Monroe, que se acaba de unir al proyecto tras el “no” de Margaret Qualley por problemas de agenda en el último momento. Entre los guiones y el libro, y justo antes de formar parte de la mesa redonda La sutileza de la maldad del festival Valencia Negra, Feito conversa con Culturplaza sobre su nueva novela -que llega tras el enorme éxito de La señora March- el salto a la gran pantalla y la historia de la vida de una mujer asesina en la época victoriana.
-La lectura empieza con un spoiler masivo contado por su protagonista, ¿a qué se debe?
-Me interesa aclarar que no estamos en Victorian Psycho por sorpresas, ni plot twists, ni por el misterio en sí mismo. No es un libro con incógnitas ni pequeñas pistas al uso como podría hacer Agatha Christie. Estamos en la literatura para entrar en la mente de una psicópata, y ese relato no tiene ningún sentido estructural.
-Pero es algo así como cargarse la sensación de misterio de un plumazo, y aun así los pasajes del libro siguen siendo de lo más sorprendentes.
-Creo que hay mucha tensión en saber lo que va a pasar. Me recuerda a algo que decía Hitchcock sobre la sorpresa y el suspense. En una película, si el espectador ve una bomba bajo la mesa no siente la sorpresa, pero sí siente el suspense de saber que ninguno de los personajes lo sabe ni entienden cuando va a explotar. La tensión está en saber lo que va a pasar pero no saber cómo.
-Lo haces también con los títulos de los capítulos, que funcionan como una suerte de diario personal de la institutriz en el que explica lo que va a pasar como, por ejemplo: “Capítulo III: Donde conozco a mis pupilos, que no me causan una impresión especialmente buena”.
-Es algo que me nace al saber desde el inicio lo que quería que pasara al final, tenía una síntesis muy clara y no un amplio abanico de opciones. Me interesa más hacer una novela de personajes y seguir la progresión psicológica de la protagonista viendo donde está en cada momento y analizando cómo poco a poco va perdiendo el control de sus pensamientos intrusivos. La ruta del relato es donde está lo divertido, donde suceden esas pequeñas cosas macabras que añaden el punto de tensión.

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- Foto: JESÚS HELLÍN
-¿Por qué entrar en el cerebro de una institutriz psicópata?
-Porque es un personaje muy interesante y forma parte de una novela de personajes y de sangre. Es una institutriz que trabaja con niños porque es lo único que podían hacer las mujeres en esta época, si quería que mi personaje hiciera algo en o con los demás. Me gusta también la figura de la institutriz y la fascinación que provoca en la literatura. Le pasa también a las Hermanas Brontë, que tenían una especie de obsesión con este trabajo en el que se entra en diferentes familias y se empieza a formar parte de una rutina muy íntima.
-¿Consideras que ser institutriz podía ser considerado un trabajo odioso?
-Creo que podían ser muy odiadas o muy amadas. Es una figura que da mucho de sí y jugando con la idea de que sea desconocida, hay un mundo por explorar. Es un personaje familiar, pero sin dejar de representar a una extraña que se mete en tu familia de repente y que hace de todo: desde educar a tus hijos hasta cocinar para todos, poniendo la línea en bañar a los niños. Eso jamás.
-¿Por qué te interesa situar la novela en la época victoriana?
-Es un espacio que me parece muy interesante y que me da una nostalgia muy extraña. Desde pequeña siempre he leído a Charles Dickens, a las Hermanas Brontë y he tenido cierta fijación por los elementos victorianos que retratan. Tengo amor odio por esa época que no he vivido, porque pienso que era muy romántica, familiar y que inventaron la Navidad, pero a la vez pienso en el abuso sistemático que se vivía, los infanticidios, la muerte en todos los lados.

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- Foto: JESÚS HELLÍN
-Parece que sobrevivir a los 30 era un milagro.
-Claro, la gente tenía una vida completa y moría a los 33. Todo te podía matar, desde las telas con las que trabajabas hasta el papel de pared o la pintura. Le ponían arsénico a todo y hay historias muy violentas y casos tremendos que no pude usar en la novela porque no había manera.
-¿Qué se quedó fuera?
-Algunas cosas que leí durante mi año de investigación, había kilos y kilos de información. Por ejemplo, la historia de una fábrica de caramelos donde tenía que poner harina o azúcar, pusieron veneno y mataron a veinte niños del pueblo. O la historia de una señora que estranguló a su hijo, lo metió en una caja y se lo mandó a su cuñada que vivía en el campo, ¿sigo?
-¿Qué aprendes de la psicopatía con esta novela?
-Que es muy pero que muy difícil de definir y diagnosticar, es un concepto enorme. No hay una lista de síntomas especialmente clara con la psicopatía… más allá de que sea alguien mentiroso, carismático o superficial que a día de hoy podría ser cualquiera. Los psicópatas viven entre nosotros y nos obsesionan a todos, prueba de ello es que el true crime nos tiene fascinados. Siempre me ha apetecido escribir la historia de un psicópata, y en este caso en especial la historia de una psicópata mujer.
-¿Qué caracteriza a “la psicópata” mujer?
-Creo que actúa de forma muy diferente a como lo hacen los psicópatas hombres. Me da la sensación de que en la ficción los hombres siempre matan por placer, pero las mujeres siempre necesitan un motivo, ya sea por venganza, practicidad o dinero, como han hecho las más famosas asesinas en serie de la historia. Me parece interesante darle a la mujer la licencia de matar porque sí, porque no se le asocia a esa idea, parece que siempre tiene que haber una motivación detrás. Mi asesina no mata por venganza porque es una sádica que le gusta ver caer la sangre, le mueve un motivo más visceral y emocional.

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- Foto: JESÚS HELLÍN
-¿Por qué decides optar por el relato en primera persona?
-Porque quiero que la novela funcione como un diario desde esa época, y que Winifred Notty cuente su historia con cercanía como en la conversación que estamos teniendo tú y yo. Ella invita al lector a entrar en una época que parece que no le pertenece porque siempre mira hacia el futuro. En este sentido me inspira mucho cómo se enfrenta al guion Tony McNamara en La Favorita, porque demuestra que nos podemos saltar ciertas reglas a la hora de crear. Hay que hacer nueva literatura, ya tenemos a un Charles Dickens y a unas Hermanas Brontë y no hay que reescribirlos, y menos mal.
-Tu historia sí que se va a reescribir en el cine, a través de la adaptación cinematográfica que prepara A24 bajo la dirección de Zachary Wigon y en la que has participado como guionista, ¿cómo ha sido el proceso?
-Muy interesante y novedoso. Me hace muchísima ilusión ver como la historia cobra vida en la pantalla y se traduce a otro lenguaje con nuevos retos y nuevas líneas narrativas. Quiero que se genere algo nuevo porque el libro es el bebé del director y no el mío porque yo no soy directora. Me tiré años escribiendo este libro para que ahora pueda surgir algo nuevo, no para que sea exactamente lo mismo, es un nuevo proyecto que me interesa que tenga una voz propia.
-La voz y cara iba a ser Margaret Qualley -de La Sustancia- pero esta semana The Hollywood Reporter anunciaba que no podría unirse por problemas de agenda y que el rol protagonista lo asume finalmente Maika Monroe, ¿cómo te hace sentir este cambio?
-De alguna manera me motiva porque creo que cada actriz podría aportar una voz totalmente diferente para dar vida a Winifred Notty y me parece muy interesante. Me la imagino interpretada por cientos de actrices y cada una lo haría de una forma estupenda. Maika actúa de una manera muy sofisticada y me encanta su registro, no tengo ni idea de cómo va a ser el resultado, pero eso me parece muy emocionante. Cuando veo sus películas -It follows, Longlegs- siento que no puedo dejar de mirar a la pantalla y eso me da miedo y a la vez me apasiona, tiene una sensibilidad muy especial.

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- Foto: ISABEL INFANTE