VALÈNCIA. Ni sus 23 años en la carretera, ni las anchas espaldas que sostienen su trayectoria en solitario -con cuatro álbumes de estudio publicados en treinta países- son suficientes para separar ni un ápice a Jairo Zavala (Depedro) de la idea de “currito de la música” que tiene de sí mismo. “Yo no tengo estatus de éxito en absoluto, sigo tocando en bares y llevo una vida completamente normal. Esta es una profesión como otra cualquiera, hay que desmitificarla un poco”, nos cuenta por vía telefónica, días antes de su primera actuación en Valencia en varios años. El cantautor madrileño regresa a la capital el Turia en el marco del festival MUV! –Circuito de Música Urbana de Valencia-, que celebra su tercera edición este fin de semana con un programa musical en la que de nuevo se otorga especial protagonismo al swing (The Limboos, Alice Francis, Mr Les-Arts), a la música de raíces jamaicanas (The Quentins) y a artistas trasversales como el propio Depedro, cuya esencia transfronteriza resulta idónea en encuentros como el MUV!, que no buscan al público de nicho, sino a un tipo de audiencia no necesariamente vinculada a una escena musical concreta ni habituada a ir a conciertos. Su música salta con naturalidad del folk americano a las tonadas latinas pretéritas o actuales; de los boleros al western. Sus discos son un caldero de influencias culturales mediterráneas, americanas y africanas (especialmente de la música senegalesa, a la que ha dedicado un documental, Casamance, proyectado esta semana en la Filmoteca Valenciana dentro de un nuevo ciclo de películas de temática musical organizado por el MUV! en colaboración con DOCS Valencia.
El proyecto de Jairo Zavala (Madrid, 1973) debe mucho a su relación con la banda norteamericana Calexico, epítome de la cultura colaborativa en el ámbito musical. La banda fundada por Joey Burns y John Convertino lleva más de dos décadas construyendo un sólido y heterogéneo legado gracias a su predisposición a acoger en la familia a músicos de toda procedencia. Uno de esos afortunados fue Zavala, al que conocieron en 2007 a través de Amparo Sánchez de Amparanoia, banda con que el músico del barrio de Aluche llevaba años acompañando en sus giras. “Es cierto que mi relación con Calexico ha sido fundamental para mi crecimiento como músico. De ellos he recibido mucho apoyo a nivel humano. Tienen una visión absolutamente global de la música y le dan mucho valor a las colaboraciones con otras personas. En manos de otros, la música te lleva a lugares que no sospechas”.
Jairo Zavala ha tenido que recorrer un largo camino hasta afianzar un nombre propio, pero él insiste en quitarle hierro al asunto. “La única música capaz de tener éxito inmediato es el pop de consumo fácil. No se me ocurre un solo profesional de verdad que haya hecho una carrera rápida. En esto no hay trucos ni atajos. Cuanto más trabajes, mejor músico serás, como en cualquier otra profesión”.
El suyo es un caso similar al de otros artistas como Diego García (Twanguero), curtido “a la sombra” de grandes nombres del pop y el rock como Fito Paéz, Andrés Calamaro o Santiago Aón. Zavala también tiene tras de sí una larga trayectoria como músico de sesión; acompañando a bandas en directo como Amparanoia y Manuel Fuentes; formando parte de la orquesta del programa televisivo El Club de la Comedia o -en sus primeros tiempos-, como miembro de una banda tributo a Led Zeppelin (antes de que el fenómeno de los grupos replicantes eclosionara en España).
-¿Es cómoda la vida del mercenario"Estamos a la espera de que entre en vigor una normativa adecuada para este tipo de festival, porque ahora mismo existe una gran inseguridad jurídica. A los espectáculos de artes escénicas se le ponen muchas menos trabas, pero la cosa cambia mucho cuando hablamos de música. Nos hubiera gustado organizar la tercera edición en el barrio del Carmen, pero allí casi ningún local tiene licencia. Así que cuando surgió la posibilidad de alquilar el Tinglado 2 del Puerto nos pareció una alternativa interesante”.
A pesar de la afluencia media de entre 4.000 y 5.000 personas que registra cada año el MUV!, el apoyo institucional sigue siendo insuficiente, en opinión de Almiñana. “Se necesita que las istraciones trabajen codo con codo con los actores culturales de la ciudad en la elaboración de una hoja de ruta que resuelva las necesidades de festivales urbanos como el MUV!. Nos esforzamos en ofrecer una propuesta no comercial pero para todo tipo de público, y a precios populares. Priorizamos la calidad y el apoyo a la escena local a los beneficios, pero la consecuencia es que trabajamos con mucha precariedad. Para que te hagas una idea, a estas alturas todavía no contamos con la licencia para los conciertos en el Tinglado 2. Y esto no nos ocurre solo a nosotros. Es el sufrimiento habitual de cualquier promotor en València. La normativa actual está totalmente obsoleta”.