Salud

OPINIÓN

Colapso sanitario en Valencia tras la reversión del 'modelo Alzira' frente al éxito del modelo de colaboración público-privada de Madrid

  • Hospital de La Ribera, en Alzira.
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La gestión de la sanidad pública en España ha generado un intenso debate en los últimos años, especialmente en comunidades autónomas que han experimentado modelos distintos. 

La reversión del 'modelo Alzira' en la Comunidad Valenciana, basado en la colaboración público-privada, ha demostrado ser un experimento fallido, con listas de espera más largas, urgencias colapsadas y un éxodo de profesionales sanitarios que amenaza con un deterioro progresivo del sistema sanitario.

En contraste, la Comunidad de Madrid ha mantenido un modelo de éxito, que combina la inversión pública con la gestión privada para garantizar una sanidad de calidad, con tiempos de espera más bajos y mayor satisfacción de los pacientes, encontrando un equilibrio entre lo público y lo privado que garantice un modelo eficiente y ágil, con una mejor atención médica y un sistema más sostenible.

El caso valenciano: una reversión con consecuencias negativas

El 'modelo Alzira', implementado en 1999 en el Hospital de La Ribera, se convirtió en un referente de la colaboración público-privada en la sanidad. Su eficiencia se reflejaba en tiempos de espera reducidos, mayor satisfacción de los pacientes y una optimización de los recursos. Sin embargo, en 2018, el gobierno socialista de la Generalitat Valenciana impulsó la reversión del modelo con un argumento ideológico: devolver la sanidad a una gestión 100% pública.

Desde entonces, el impacto ha sido negativo y progresivo. Tras la reversión, se produjo una notable fuga de médicos y enfermeros, muchos de los cuales optaron por trasladarse a otras comunidades o al sector privado debido a las condiciones laborales impuestas tras la internalización del hospital. Según datos del CSIF y el Sindicato Médico de la Comunidad Valenciana (CESM-CV), más de 40 médicos abandonaron el Hospital de La Ribera en los primeros años de la reversión. Esta pérdida de personal especializado ha generado un efecto en cadena, aumentando la carga asistencial sobre los profesionales que han permanecido en el sistema y está dificultando la captación de nuevos facultativos.

La sobrecarga de trabajo se ha traducido en un colapso del sistema, con incremento de los tiempos de espera y saturación de urgencias y consultas externas. Mientras que antes de la reversión los tiempos de espera en el Hospital de La Ribera estaban en torno a los 42 días, tras la transición a la gestión pública han aumentado hasta los 60 días.

En la zona de la Marina Alta, la situación es aún más preocupante. La falta de personal ha provocado que la espera para una consulta de atención primaria llegue hasta 23 días en Dénia y 30 días en Pego, cifras muy superiores a la media nacional de 9 días. Además, el déficit de entre 10 y 12 médicos en la región ha agravado aún más la situación, dificultando el a la sanidad pública y generando un riesgo creciente de colapso en el sistema.

El Hospital de La Ribera, que durante la concesión privada lograba equilibrar la demanda, ahora enfrenta constantes problemas de colapso en sus urgencias. Informes internos han reflejado situaciones de saturación extrema, donde pacientes han esperado hasta 20 horas para ser atendidos, con falta de camas y una gestión menos eficiente del flujo de pacientes.

El modelo de Madrid: la colaboración público-privada como pilar de éxito

En contraste, la Comunidad de Madrid ha mantenido una gestión sanitaria basada en la colaboración público-privada, con hospitales como la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital de Torrejón, el Hospital Rey Juan Carlos, el Hospital de Villalba o el Hospital Infanta Elena operando bajo este modelo. A diferencia del caso valenciano, Madrid ha optado por reforzar este esquema, logrando resultados tangibles, con una reducción de sus listas de espera y una atención más ágil y eficiente.  Mientras en la Comunidad Valenciana la lista de espera quirúrgica ha alcanzado una media de 92 días, en Madrid el tiempo medio de espera es de 50 días, según datos del Sistema Nacional de Salud. En consultas externas, la espera promedio es de 28 días en Madrid, frente a los más de 60 días en los hospitales valencianos que pasaron a gestión pública.

A diferencia de la Comunidad Valenciana, donde los médicos han abandonado el sistema público tras la reversión, Madrid ha logrado retener talento médico en sus hospitales de gestión mixta, ofreciendo mejores condiciones laborales y mayor estabilidad. De hecho, el grado de satisfacción del personal sanitario en los hospitales público-privados es superior al de los hospitales de gestión exclusivamente pública.

El modelo madrileño ha demostrado ser altamente eficiente en términos de atención sanitaria, con encuestas que reflejan un alto grado de satisfacción entre los pacientes. Según datos del Servicio Madrileño de Salud, la satisfacción global media por la atención recibida de los hospitales del Servicio Madrileño de la Comunidad se sitúa en el 89,87%, siendo la pacientes atendidos en hospitales con colaboración público-privada los que mejor valoración reciben, como la Fundación Jiménez Díaz, con un 92.71% de satisfacción. 

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