CULTURA

Kiti Mánver: "El teatro es una de las herramientas más antiguas que el ser humano ha inventado para conocerse"

La actriz visita este fin de semana Castelló con 'Música para Hitler'

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

CASTELLÓ. La actriz que visita este fin de semana el Teatre Principal tiene un currículum que lo dice todo. En cine ha trabajado con directores como Pedro Almodóvar, Gerardo Vera, Álex de la Iglesia, Fernando Colomo, Icíar Bollaín, Fernando Trueba o José Luis Garci, mientras que en teatro la lista de personajes que ha subido a escena no acaba nunca. Kiti Mánver llega a Castelló para protagonizar junto a Carlos Hipólito una de las sensaciones de la temporada teatral, 'Música para Hitler', un texto de Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano que plantea una reflexión profunda sobre el papel del arte y el compromiso moral de los artistas frente a las dictaduras.

La obra transcurre en el año 1943, cuando bajo la ocupación nazi Pau Casals recibió una invitación para tocar ante el Führer. Este hecho dramático y real es la base de una función que recrea la personalidad de uno de los mayores artistas del siglo XX y sobre la que hablamos con la actriz Kiti Mánver.

-¿Cuál es ese episodio de la vida del músico Pau Casals que nos contáis en la función?

-El hecho real fue que Hitler quiso que Pau Casals tocara para él. En ese momento, el músico residía en Prades, al sur de Francia, con su pareja que era una violoncelista que había sido alumna suya. Vivían juntos sin estar casados y en aquella época se decía que vivían en pecado, aunque se casaron in articulo mortis justo antes de que ella falleciera. Él estaba allí ayudando a los refugiados, daba conciertos y también puso su patrimonio al servicio de los españoles que lo necesitaba. Fue entonces cuando le visitaron unos oficiales nazis para pedirle que diera un concierto para Hitler. Pero aunque Casals daba la sensación de fragilidad porque físicamente era un hombre muy pequeñito y muy poca cosa tenía una fuerza inmensa. Era no solo un músico excepcional sino un ser humano grandioso, y desde esa fortaleza contestó que no.

-Entonces, ¿lo que nos relatáis es lo que ocurrió durante la visita de los oficiales nazis a casa del violoncelista?

-Si y no. Porque el hecho real que conocemos es que fueron a su casa a pedirle que tocara para Hitler, que él se negó y que esa contestación luego no tuvo ningún tipo de repercusión. Podrían haberlo matado directamente, porque esos oficiales alemanes no se andaban con tonterías, pero no fue así. Eso fue lo que sucedió, y lo que no se sabe es lo que verdaderamente pasó dentro de la casa de Pau Casals durante esa visita. Y eso es lo que Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio, que también  dirige la obra, han escrito. El texto es una ficción interesantísima que narra lo que podría haber pasado allí dentro.

-¿Cuál es tu papel, Kiti?

-Mi papel es el de la compañera de Casals durante los últimos 20 años de la vida de ella. Estamos ante una violoncelista que le entiende perfectamente y que tiene un carácter muy potente y fuerte. Había que tenerlo para estar junto a un ser humano del calibre de Pau Casals. Mi personaje es una persona con una gran humanidad y un notable sentido del humor, que es justo lo que le permitía controlar el genio de Casals. Le dio un apoyo absoluto. El personaje es precioso. Pero eso sí, es un papel que en teatro lo denominamos de servir a otros personajes. Habría que hacer otra obra de teatro para hablar de Francisca Vidal, que es así como se llamaba ella, aunque cariñosamente él siempre se refería a ella por el apelativo de Titi.

El elenco de 'Música para Hitler'

-¿Es más difícil plantarse hoy ante las injusticias y mentiras que en 1943, cuando transcurre la obra? 

-Hoy en día hay muchos problemas y es muy complicado ponerte frente a según qué situaciones. No es fácil para aquellas personas que se ponen en pie frente a alguna lucha. A los sindicalistas los están encarcelando y tenemos leyes que se asemejan a las que había cuando vivía Franco. Las cosas injustas socialmente y humanamente son muy complicadas para el que las sufre, pero conviene tener cerca esta función porque enseña, porque habla de la dignidad y porque aborda cómo una persona es capaz de plantarse ante una situación extremadamente difícil. Casals está en contra de las ideas de los nazis, les dice que no y después siguió toda su vida manteniendo esa postura muy a gala. Conservó sus creencias y reafirmó su trabajo en favor de la humanidad y la justicia. Hay una frase preciosa que apunta en la función mi adorado Carlos Hipólito y que dice que lo que es injusto es malo, y ese es el tema.

-Lleváis ya bastantes representaciones, ¿cómo reacciona el público ante una obra que no es cómoda para el espectador?

-Es bastante mágico lo que ocurre durante las representaciones. En esta obra se han dado varias cosas a la vez para que su mecanismo funcione perfectamente. La propia escenografía es especial, y así nos lo hace saber el público. No es una escenografía tradicional sino que es un invento maravilloso de Leticia Gañán y Curt Allen Wilmer y es como una especie de cajita mediante la cual da la sensación de que nos estamos colando en la casa de los protagonistas, pero no es una casa, y eso también es curioso. Además, en la obra está presente todo el rato la música de Bach, y encima se da la circunstancia de que nos hemos juntado bajo la batuta de Rubio cuatro actores que entendemos la profesión de una manera muy similar. Con todo, se arma una especie de familia en la que se apuesta por la misma manera de hacer. Este es un texto bellísimo, y como sucede en los textos buenos, contiene unas pinceladas de humor que permiten que durante la representación el público respire y continúe escuchando lo que llega después, que es lo interesante. En ‘Música para Hitler’ se crea este rito tan fantástico y tan antiguo que se da en el teatro que lo convierte en algo sacro. Percibes cómo el público va entrando en la obra poco a poco, luego se ríen, luego se callan, se suspenden en el aire y, finalmente, cuando termina la representación y dan la luz, nosotros desde el escenario vemos como la gente se va poniendo de pie y aplauden y nos gritan bravo… es algo muy emocionante, de verdad.

-Todos los actores coincidís en que estar bajo la dirección de Juan Carlos Rubio es un lujo...

-Es una persona libre y la crítica no le puede poner una etiqueta, y eso que somos muy tendentes a clasificar a todo el mundo. Además, cuando se trata de escribir, Juan Carlos toca muchos palos y pasa de crear un texto muy tradicional a otro absolutamente contemporáneo mientras firma una comedia musical. Cuida al máximo tanto en el texto como la puesta de escena. Yo he tenido la fortuna de trabajar hasta en diez ocasiones con él, poniéndome a sus órdenes en montajes diferentes, y sigo fascinada con su labor. Con él he hecho cosas diferentes. Es un hombre de teatro hasta la médula.

-Quizá tenemos parte de culpa los medios de comunicación, pero ¿no crees que igual no se valora suficiente a los dramaturgos?

-Ni a los dramaturgos, ni a la promoción, ni a los escenógrafos… Desgraciadamente la cultura ha quedado relegada a unos pequeñísimos aunque honrosísimos espacios que todavía tenéis la generosidad de poner en la prensa y en los medios. Esto es algo que forma parte del mundo terrible en el que vivimos. Todo lo que tiene que ver con la cultura no interesa al poder que lo maneja todo, porque a la gente sí que le interesa. Lo sabemos porque vienen a los teatros y cuando acaba la función se acercan a saludarnos y a hablar con nosotros y nos cuentan cuando acaban las funciones y te dicen cosas bonitas. La cultura no interesa a algunos estamentos que están en lo oscuro, pero sí al público. El teatro es una de las herramientas más antiguas que el ser humano ha inventado para conocerse, criticarse, interesarse, investigar, reírse, llorar, cavilar, pensar, mejorar, enseñar… es un rito impresionante. Por eso aunque esté de capa caída es muy difícil que muera.

-¿Qué te da el teatro para que sigas en primer línea y no te dé pereza salir de gira?

-Yo no concibo el teatro como una obra que se ha de estrenar en las tres capitales en las que están los teatros más preciosísimos y ya está. Considero que el teatro hay que pasearlo. De lo contrario, flaco favor le haces. Salir forma parte de su propia idiosincrasia. Es duro empezar una gira pero te acostumbras. No es fácil porque las visitas a las ciudades a actuar ya no son tan imponentes como antes, y ahora tienes que hacerlo todo en un día: viajar, llegar al teatro, hacer la función, regresar… es un poco aquí te pillo aquí te mato, pero forma parte del oficio. Como podrás comprender ya que tengo el privilegio de ejercerlo no voy a quejarme. Lo que te comento no se ha de entender como una crítica, lo único que hago es exponer una realidad.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo