VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha atravesado de forma satisfactoria unos días que se antojaban complicados. Tal y como informó este diario, el apagón acaecido el pasado lunes permitió al jefe del Consell superar con mayor facilidad situaciones que podían resultar delicadas, como la séptima manifestación solicitando su dimisión -que fue suspendida por la crisis eléctrica- y su papel en el congreso del Partido Popular Europeo (PPE), que también quedó diluido por las consecuencias del accidente energético.
De esta manera, el líder de los populares valencianos ha superado otro examen de los muchos a los que viene enfrentándose desde la catástrofe de la Dana el pasado 29 de octubre, que dejó 228 víctimas mortales en la provincia de Valencia. Ahora bien, resulta evidente que Mazón seguirá sometido a la presión de los partidos de la oposición y de parte de la sociedad civil para que deje la presidencia de la Generalitat. Más allá de que esto ocurra o no, el análisis objetivo de los hechos y la situación es que, a día de hoy, el líder del PPCV tiene muy complicado volver a ser candidato en las elecciones autonómicas.
En esta línea, tal y como informaba Valencia Plaza estos días, los populares tampoco terminan de tener un relevo claro en una hipotética sucesión para ocupar el Palau. Sin embargo, en los últimos meses uno de los dirigentes que ha ido ganando posiciones en la agenda política valenciana para, al menos, ser tenido en cuenta, es el presidente de la Diputación, Vicente Mompó.
El también alcalde de Gavarda, que alcanzó la corporación provincial cuando pocos lo esperaban y merced a un acuerdo con Ens Uneix, es un dirigente de carácter marcadamente municipalista, con un estilo cercano y sencillo, que se caracteriza por el pragmatismo y la transversalidad ideológica. Es cierto que puede pasar dificultades en encrucijadas de la alta política o en exámenes mediáticos exigentes -la entrevista a 'Salvados' sobre la Dana, fue un ejemplo de ello-, pero sus cualidades gustan en muchos sectores del partido.

- Mompó y Mazón. Foto: EP/Jorge Gil
Un perfil que recuerda a la época del PP donde existía un fuerte contraste entre la manera de actuar de los alcaldes y concejales populares y muchos responsables autonómicos de este partido, a menudo enfrentados. De hecho, algunos dirigentes municipales ironizaban en ocasiones llamando 'Los de Harvard' a poderosos cargos entonces a las órdenes de Francisco Camps.
Y como en su día hicieron algunos de los referentes locales de entonces, Mompó, desde que fue designado como presidente provincial en 2020, ha ido tejiendo una red de relaciones y lealtades dentro del partido que le hacen ser uno de los dirigentes con mayor respaldo territorial y tropa del PPCV. De hecho, uno de sus primeros pasos como líder fue aplicar una modificación estatutaria para elegir personalmente a los coordinadores comarcales, lo que aprovechó para hacer los ajustes necesarios y obtener un mayor control del partido que, eso sí, y lo iten distintas fuentes populares, ha sido apuntalado "con mucho trabajo y visitas municipios y agrupaciones".
Así, mientras Mazón lucha por continuar al frente de la Generalitat y soñar con volver a ser candidato; la alcaldesa de València, María José Catalá, busca la manera de seguir en el consistorio y no entrar en la guerra autonómica; y la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, trata de apoyar al presidente aunque sin ser ajena a sus propias opciones como sucesora, Mompó se erige como un dirigente que a día de hoy posee numéricamente una tropa relevante, invariable y no dependiente de una designación divina de Génova.
¿Esto significa que Mompó llegue a tener como objetivo final liderar el PPCV y ser el candidato a la Generalitat? No tiene por qué. La cuestión es que el presidente de la Diputación sí puede ser un actor a tener en cuenta en el futuro próximo de la formación de la gaviota, dado que domina buena parte del mapa de la provincia de Valencia, lo cual no una cuestión baladí en el escenario actual para la formación popular.

- Mompó y Catalá. Foto: Ayuntamiento de València
Qué duda cabe que el PP es un partido notablemente vertical donde su dirección nacional tiene la capacidad de forzar e incluso imponer candidatos sin llegar a votaciones de la militancia, pero también es cierto que un referente del partido con peso territorial es más difícil de ignorar que el que ostenta un liderazgo a base de una mera designación a dedo, especialmente si este último pierde a su protector. Así pues, Mompó ha comenzado a ser visto en los últimos meses con otros ojos dentro del PPCV, especialmente porque además el alcalde de Gavarda ha insistido en marcar un perfil propio en el marco ideológico y político -desmarque de Vox fruto de su alianza con Ens Uneix- con un discurso moderado y de tono valencianista a la búsqueda del electorado de centro en el ámbito municipal, que ha combinado también con un papel visible y en algún momento de autocrítica respecto a gestión de la Dana, fruto de su presencia en el Cecopi el día de la tragedia.
En este punto, cabría pensar que, debido a esto y a otros tropiezos entre la Diputación y el Palau de la Generalitat en la gestión de la relación con Ens Uneix, Mompó y Mazón deberían encontrarse en una situación de poca sintonía. No obstante, fuentes populares señalan que la proximidad orgánica entre ambos dirigentes sí existe: en este punto, cabe recordar que Mompó nunca ha terminado de conectar con la alcaldesa de València, María José Catalá, e incluso tuvieron alguna batalla interna destacada como ocurrió en Torrent, y entre ella y el propio Mazón existe una perenne vigilanza y desconfianza. En un punto en el que en el Palau no andan sobrados de aliados, Mompó es un dirigente a tener en cuenta de cara a los retos que se avecinen para el jefe del Consell.
Punto débil, también la Diputación
Curiosamente, la principal fortaleza de Mompó puede ser, al mismo tiempo, su principal foco de debilidad. Tal y como publicó este diario, su alianza con Ens Uneix se ha debilitado en los últimos tiempos, especialmente con la gestión realizada por el Consell en la Dana pero también con el pacto presupuestario de Mazón con Vox.
Si Mompó pierde la Diputación en algún momento debido a una moción de censura, su poder territorial se vería debilitado al dejar de ostentar un importante altavoz institucional que, al mismo tiempo, proporciona un gran músculo económico con el satisfacer a alcaldes y apuntalar alianzas.