VALÈNCIA. El PP nacional dirigido por Alberto Núñez Feijóo parece haber tomado ya una decisión respecto a la formación popular que lidera Carlos Mazón en la Comunitat Valenciana. El objetivo, y así lo iten distintas fuentes del partido consultadas por este diario, es abrir un diálogo para buscar una salida al jefe del Consell este verano -o inmediatamente después- y, con ello, tratar de mejorar la situación PPCV y, por consiguiente, eliminar -o mitigar- un punto débil para el propio Feijóo.
La misión no resulta fácil. Tal y como ha ido informando este diario desde pocas semanas después de la Dana, la posibilidad de relevar a Mazón como presidente de la Generalitat presenta muchas aristas. Inicialmente, tampoco parecía lo más apropiado: más allá de que el jefe del Consell no estuviera al frente de la gestión de la crisis en momentos clave la tarde del 29O, una dimisión en ese escenario de terrible caos tras la catástrofe podría haberse considerado una irresponsabilidad. Bien es cierto que se especuló en muchos momentos, y así lo publicaron medios nacionales, en que Mazón anunciaría un adiós "en diferido" en su primera comparecencia en Les Corts a mediados de noviembre. Sin embargo, el presidente de la Generalitat, se limitó a anunciar que no optaría a la reelección si no era capaz de liderar la reconstrucción.
Resulta obvio que la posibilidad de forzar la salida de Mazón se ha contemplado en Génova en diversos momentos. No obstante, ya desde el inicio se evidenció que la maniobra acarreaba no pocas dificultades, algo de lo que ya informó este diario. Una de las principales, es la necesidad de contar con los votos de Vox para poder investir a un nuevo presidente de la Generalitat, dado que de producirse una negativa por parte del partido de Abascal, habría un bloqueo que abocaría a la Comunitat Valenciana a unas elecciones anticipadas. Un escenario que, desde la dirección nacional del PP, prefiere evitarse ante el riesgo de perder la Generalitat frente al bloque de izquierdas.
Pero esa no era la única causa. Cesar a un presidente de un gobierno autonómico no es una tarea fácil, especialmente si el dirigente no quiere. Es más, técnicamente, todo pasa por convencer al político de que se aparte (algo que ocurrió en su día con Francisco Camps), una posibilidad alejada de la posición exhibida por Mazón estos meses, que se ha mostrado dispuesto a resistir e incluso a tratar de remontar la situación.
Sin embargo, tal y como han publicado diversos medios nacionales estos días y han reconocido algunas fuentes populares a este diario, la estrategia de aceptar la resistencia de Mazón e incluso mostrarle apoyo está llegando a su fin. Ya se advirtió poca sintonía entre la dirección nacional y el presidente de la Generalitat en el congreso del PP europeo celebrado en València semanas atrás y tampoco parece un buen síntoma que el pasado lunes, en el comité en el que Feijóo anunció el adelanto del congreso nacional del partido, Mazón no estuviera presente. La distancia es un hecho y todo apunta a que se entra ahora en una fase de negociación sobre el momento a elegir, el nombre del sucesor, la salida a convenir y, conviene no olvidarlo, la búsqueda del 'ok' por parte de Vox.
"Como militante del PPCV, quiero que haya congreso en mi tierra, quiero que seamos los valencianos los que elijamos los futuros dirigentes de la Comunidad, pero creo que ahora sería una irresponsabilidad por parte del Partido Popular afrontar un congreso donde nos tenemos que centrar en la reconstrucción. Y más cuando solo nuestro partido es el que está centrándose en la reconstrucción porque los demás no están en ella", señalaba este miércoles el 'número dos' de Mazón en el PPCV y portavoz en Les Corts, Juanfran Pérez Llorca, precisamente uno de los que suena como posible relevo. Unas declaraciones que incluyen un mensaje de cierta autonomía e independencia de la dirección de los populares valencianos para el futuro que ya refleja, precisamente, una postura de negociación frente a posibles imposiciones. Así, desde el entorno de Mazón la idea se dirige, tal y como ha informado El Español, a evitar un congreso regional este año y tratar de aplazarlo a 2026: una manera de ganar tiempo y quién sabe si una mejor posición para la resistencia del presidente de la Generalitat.

- Mazón y Feijóo, en un acto en València. Foto: EP/Rober Solsona
Ahora bien, la posición de Mazón es muy complicada. Hasta el momento, no ha sido traicionado por las estructuras del partido -direcciones provinciales-, pero se antoja difícil que pueda oponer una resistencia numérica o territorial ante una decisión y orden directa de Génova con el objetivo de apuntalar el bien mayor del partido ante un hipotético adelanto electoral acometido por Pedro Sánchez. No obstante, no se puede desdeñar que el presidente de la Generalitat, si Feijóo realmente pone sobre la mesa su salida, puede negociar con su rango de máximo responsable institucional de la tercera autonomía de España los términos de su adiós y su sucesión. Es decir, que Mazón podría si lo deseara enrocarse de forma consistente e incluso, aunque parece improbable, amenazar con disolver Les Corts y convocar elecciones anticipadas, si bien esto la mayoría de fuentes populares consultadas lo considera improbable.
Es aquí donde también entra en liza otro factor importante que, a buen seguro, se abordará si Feijóo avanza en su deseo de prescindir de Mazón: el aforamiento. El presidente de la Generalitat, al ser diputado, no puede ser declarado como investigado en la causa de la Dana por el actual juzgado de instrucción que lleva al caso, dado que el proceso debería ser trasladado al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), algo que la magistrada de Catarroja no tiene intención de hacer al menos de momento, pese a que ha deslizado en varias ocasiones que no investiga la actuación de Mazón por ser aforado. Una condición que el jefe del Consell perdería si dejara de ser parlamentario en Les Corts, lo que puede resultar otro escollo a salvar en una hipotética sucesión.
A esto hay que sumar que, aunque se produjeran todos estos acuerdos con Mazón sobre el momento, la manera y la posición resultante de la sucesión, todavía quedaría acordar la 'luz verde' de Vox, cuyos votos son necesarios para culminar la operación. Unas conversaciones a tres bandas que se presumen difíciles de ocultar para la opinión pública -lo que puede generar ruido y debilidad en el PP- y que también ofrecen todo tipo de riesgos complicados de asumir. Por ejemplo, una aceptación inicial de Vox que luego se transformara en una negativa, podría dejar a Feijóo sin maniobrabilidad para evitar unas elecciones autonómicas en la Comunitat Valenciana. O, simplemente, también podría ocurrir que las negociaciones se llevaran a cabo pero no se obtuviera ningún acuerdo para ejecutar el relevo, lo que pondría de manifiesto la incapacidad del líder nacional para resolver la cuestión a la vez que dejaría a la vista para la opinión pública la falta de confianza sobre Mazón.
Todo ello sin mencionar las dificultades de coherencia discursiva que supone para el PP forzar ahora el adiós del presidente de la Generalitat tras más de medio año contemporizando o incluso defendiendo su gestión en la Dana. Lo que viene a significar que Feijóo, tras procrastinar la decisión, decide coger las riendas cuando ve en el horizonte las urnas y las encuestas no emiten señales positivas. Unas razones que, dentro de la estrategia política, pueden considerarse lógicas una vez fracasada la vía de conceder tiempo como antídoto para salvar la situación, pero que deja tras de sí un reguero de declaraciones en defensa de Mazón que se revelarán como papel mojado tras su salida. No obstante, pese a todos estos obstáculos y dificultades, las distintas fuentes populares consultadas por este diario aseguran que la maquinaria de Génova ya se ha puesto en marcha para zanjar la crisis política nacida del horror provocado por la Dana.