Este no es solo un restaurante más de la costa, es un rincón único que recobra vida en un ambiente histórico, donde la comida es solo una parte de la experiencia. Lo que realmente distingue a Santa Rita es su capacidad para crear una atmósfera envolvente, donde cada detalle, desde el servicio hasta el entorno, refleja el espíritu de las noches de Benicàssim.
En la costa de Castellón, encontramos este rincón de historia, encanto y sabores reconocibles: La Ermita de Santa Rita. En sus orígenes, la ermita fue un lugar de recogimiento y devoción, testigo de los momentos más humildes de los habitantes. En lugar de huir de esta herencia, el restaurante la celebra, dándole una nueva vida en una zona tradicionalmente costera, que fue azotada por las amenazas berberiscas. Tras siglos de olvido, la Ermita resucita como un santuario de gastronomía relajada y experiencias compartidas. Esta joya no solo ha sabido rescatar la esencia de un pasado de tradiciones no muy lejano, sino que también ha reinventado la forma en que vivimos las sobremesas de Benicàssim, prologándose, bajos luces tenues y buganvillas que adornan una terraza italiana. Santa Rita es ya uno de los lugares más exclusivos y románticos de esta villa costera para disfrutar de las cenas estivales.

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Hubo un tiempo, cuatro siglos atrás, en que la costa de Benicàssim no era el bullicioso destino turístico que conocemos hoy. La zona estaba despoblada debido a lo agreste del terreno hacia el interior y la constante amenaza de ataques berberiscos. Fue en ese contexto que 40 familias se prestaron a dejar el interior de Castellón, asentándose en cuatro zonas que hoy siguen siendo puntos emblemáticos de la localidad: La Torre de Sant Vicent, algunas masías del Desert de les Palmes, la Ermita de Santa Águeda y, por supuesto, la Ermita de Santa Rita.Tras más de 400 años de historia, la Ermita de Santa Rita ha renacido en un espacio único.
La ermita, que en su origen fue un lugar de culto y reflexión, se ha convertido en la carta del Mediterráneo con un ambiente relajado y acogedor, romántico, ideal para disfrutar de largas noches de verano, esas que se vuelven irrepetibles. El servicio, con sus mesas espaciadas entre sí y con capacidad para 130 personas, logra ser íntimo y detallado. Lo que realmente distingue a este restaurante, sin pretender ser “gastronómico” en el sentido más tradicional, es la conexión que sus anfitriones crean con los comensales. Pablo Lázaro, el joven anfitrión y gestor, quien, tras estudiar periodismo y formarse en el Basque Culinary Center, ha convertido su pasión por el servicio en el corazón de La Ermita. "Aquí no solo buscamos que la comida sea buena, sino que cada persona se sienta como en casa", explica Pablo, quien se dedica a anticiparse a las necesidades de sus clientes, conocer sus gustos y hacerlos sentir especiales con sus recomendaciones. Este enfoque, que hace del trato cercano y personal su seña de identidad, es precisamente lo que ha convertido a La Ermita en un lugar privilegiado para aquellos que buscan algo más que solo una buena cena. "La sala hace buena la comida," afirma Pablo, reflejando la esencia de su filosofía: un restaurante donde lo más importante no es solo el plato, sino la experiencia que se vive alrededor de él.

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La cocina de La Ermita de Santa Rita no pretende ser innovadora ni de altas estelas, pero sí es un reflejo fiel de la calidad y del saber hacer del Mediterráneo, con un enfoque en ingredientes frescos como los embutidos toscanos y de proximidad como la sobrasada trufada de Forcall que presentan en una tabla con queso Tete De Moine en Girolle con higos confitados al cava. Anchoas López, berenjena a la brasa, clóchina valenciana al horno Josper o la hogaza de la panadería más famosa de Castellón (Els Ibarsos) a la brasa con tomate y Aceite de Oliva Virgen Extra son algunos de los ejemplos más locales. El carpaccio de carabinero con jugo de sus propias cabezas y un elegante ajillo que acaban con piel de carabinero espolvoreada es uno de los platos más elegantes de la carta, que también tiene su versión con huevos fritos. Grandes platos de carne y los pescados crunch: lenguado o dorada de pieza entera con una fritura rápida y corta justa para el toque crujiente, no le hacen sombra otra delicia de la casa. La pizza artesana la elaboran a partir de masa fermentada: biga prefermentada 24 horas que añaden a la masa, que dejan fermentar 24 horas más para conseguir una masa perfecta para una pizza Bianca de mozzarella fior di latte, búfala, mortadella tartufata di Bologna, crema di Grana Padano, parmesano y albahaca. Y en los postres destaca el pasticcini de limoncello, adaptado a los que lo prefieren más dulce de lo habitual, del cual se disfruta hasta de la ligereza de la corteza del limón.


La Ermita es posible gracias a un equipo que Pablo destaca: Chela es la jefa de cocina, Joana es la encargada de Santa Rita y Camilla la pieza fundamental del grupo. Todas ellas facilitan que las cenas comiencen a las 20:00h, con los primeros aperitivos y se alargan hasta bien entrada la madrugada, haciendo honor a la tradición de las largas veladas veraniegas. Y es que, en Benicàssim, sin reserva previa en verano, es casi imposible encontrar sitio en los mejores restaurantes. Este detalle convierte a La Ermita en un lugar privilegiado por varios motivos. Si no se reserva, se puede disfrutar de una carta reducida en la zona de terraza, perfecta para aquellos que solo buscan una copa o algo rápido. Y, al estar justo al lado de un pub, La Ermita es la primera copa de muchos: perfecta para continuar la noche en un ambiente diferente.Pero si se tiene la suerte de tener una mesa reservada, el recorrido es más extenso, pasando por platos más elaborados que celebran la riqueza del Mediterráneo.
A pesar de su esencia veraniega, La Ermita de Santa Rita no se limita a los meses cálidos. Abierto todo el año, el restaurante ofrece una experiencia constante, adaptándose a las estaciones. Durante el invierno, el restaurante ofrece su carta los fines de semana (jueves a domingo), mientras que en verano amplía sus horarios a la noche, cerrando solo los martes. Además, organiza markets y eventos, lo que lo convierte en un lugar de referencia no solo para los locales, sino también para los turistas que visitan Benicàssim en busca de experiencias auténticas. Con su historia y su ambiente único se ha consolidado como uno de los destinos más queridos de Benicàssim: ofrece un viaje en el tiempo, un regreso al ahora y a las raíces del lugar para celebrar la magia del Mediterráneo.

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