Opinión

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Estilismos de verano: Ábalos y Feijóo

Publicado: 11/06/2025 ·06:00
Actualizado: 11/06/2025 · 06:00
  • Pérez, Mazón, Feijóo y Barcala, en el acto de partido celebrado en Alicante.
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Que el PP vino ayer a Alicante a mostrar sensación de unidad se puede comprobar en alguna de las fotos que Rafa Molina hizo a los cuatro protagonistas. A Carlos Mazón y a Luis Barcala los vistieron en el mismo Massimo Dutti. Toni Pérez demostró ser ese amigo que hay en todas las cuadrillas que nunca sabe qué ponerse y acaba por ir arreglado, no vaya a ser. Y a Feijóo se le notó que, además, tenía un mensaje que difundir: hace calor. Por tanto, escogió vaqueros y deportivas, lo primero que hizo fue calzarse unas gafas de sol antes de entrar en el restaurante, no fueran a deslumbrarle los oropeles de los salones, y abrió tendencia a todos los demás cuando se quitó la chaqueta para quedarse en mangas de camisa. La misma camisa los cuatro, que se note la uniformidad frente a la mafia socialista. Otro repaso a las fotos publicadas por Rafa ayer aquí da muestra de lo que estaba sucediendo ayer, en realidad. Vayan al final, a la parte de los discursos. Ojeen la galería rápido, como si fueran fotogramas de superocho. Comprobarán que nunca convergen sus miradas en un solo punto. Que Barcala parece estar más pendiente de los asistentes, que Mazón no le quita el ojo a Feijóo, que el líder nacional parece estar más pendiente de los que sobran y que Pérez no quiere ni mirar a Mazón. Son como ese grupo de rock que de repente dice que se disuelve y a nadie le sorprende.

Del mensaje ya se ocupó el director de esta casa, Miquel González, busquen la noticia. Es raro que no apareciera en ningún lado, tampoco lo busqué, el menú que les sirvieron. Para el contexto ya estamos los que no estuvimos, inventando historias o acertando en la diana, que es lo que tienen los artículos de opinión. Por ejemplo, yo puedo pensar que si bien los salones Juan XXIII son como los restaurantes chinos, que lo mismo te encuentran mesa para uno que para mil, también lo es que están lo suficientemente alejados del centro como para que un previsible abucheo no turbara el hilo musical con el piano de Richard Clayderman, que es la sintonía que mejor pegaba tanto con el acto de ayer como con la primera comunión de Pablo Ruz, que parecía lamentarse de haber escogido una camisa levemente diferente. A su lado, por cierto, Macarena Montesinos, de quien dicen por línea interna que es la que ha conseguido que Barcala permanezca todo su mandato en un bunker y que casi solo le conceda entrevistas de paso del ecuador a Raúl Navarro, también en esta casa. Quizá era eso lo que vigilaba Barcala: que todo saliera bien no sea que Mazón se enfade antes de que lo echen, lo siente en el banquillo y ponga a Montesinos a calentar en la banda. Nunca antes de Hogueras, claro.

Lejos de allí, a 180 kilómetros y toda una galaxia de distancia, José Luis Ábalos escondía sus ideales al registro policial de su domicilio en València y se adhería al discurso de Feijóo: hace calor. Para atender a los medios, el exministro escogió una camiseta de Orlando, Florida, USA. Con los faldones colgando por fuera del pantalón. Lo cual transmite la sensación de quien está por casa midiendo la pared para montar una estantería y, de repente, recibe la visita de una brigada policial. Como Sara Montiel, vestía lo primero que había pillado en el armario. Solo que en el caso de la Saritísima solía ser un batín de tul sobre un vestido de raso y diecisiete kilos de maquillaje, mientras que en el de Ábalos no pasaba de un recuerdo de un viaje de placer. Se desconoce si su intención era disimular o todo lo contrario.

@Faroimpostor

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