Comunitat Valenciana

La CHJ se saltó tres alertas sobre el aumento del caudal del Poyo

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VALÈNCIA. La súbita crecida del caudal del barranco del Poyo el pasado 29 de octubre provocó el rápido desbordamiento del cauce y las consecuentes inundaciones relámpago. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) sostiene que la Generalitat Valenciana tuvo a su disposición los datos cincominutales en directo de los caudales registrados por el único sensor que hay en el barranco, cerca de Ribarroja, pero también es cierto que la Confederación envió la alerta por correo electrónico a las 18.43h, una hora después de que se detectara el aumento del nivel, y tuvo que haber remitido tres avisos previos.

Así, debieron existir tres correos alertando de la situación en el barranco, según marca el propio protocolo interno de la CHJ como publicó Las Provincias. Dicho documento fija tres umbrales de caudal que, cuando se superan, obligan a emitir un aviso dirigido al centro de coordinación de emergencias de la Generalitat y la Delegación del Gobierno. En esos umbrales, se trata de un caudal que "todavía no produce afecciones pero es probable que se produzcan en un tiempo corto si prosigue el incremento de nivel", según reza la explicación remitida por la Confederación al juzgado que instruye la causa judicial de la Dana, y a la que ha tenido este diario.

Tal como explica el ente, en el caso del barranco del Poyo estos umbrales son los 30, los 70 y los 150 metros cúbicos por segundo. "Los umbrales se fijan de manera conservadora para poder anticiparse al máximo a una situación crítica", apunta el informe remitido a la jueza, "dando tiempo a los implicados por parte de la CHJ como a los servicios de Protección Civil a organizarse y comenzar su labor tanes de que se hayan producido afecciones graves".

Una previsión que, sin embargo, de poco sirvió porque, en aquel caso, el organismo que preside Miguel Polo no remitió aviso al cruzarse ninguno de los tres umbrales a partir de los datos ofrecidos por el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). En concreto, el sensor del barranco registró el cruce de los tres mencionados niveles a las 16.15h, las 17.00h y las 17.25h respectivamente, si bien desde la Confederación estos datos se pudieron visualizar entre veinte y treinta minutos después -hay un decalaje entre que se captan los datos, se procesan y transmiten por parte del sistema-.

Lo cierto, pese a ello, es que la superación de estos tres niveles no se tradujo en un aviso, según los informes aportados a la causa por la CHJ. En ellos sólo se reflejan el ya famoso correo electrónico de las 18.43h, pero este advertía de un caudal que a esa hora ya multiplicaba por diez el umbral máximo de aviso (150 m3/s). Para ser exactos, se comunica que por el barranco pasaban 1.686,8 metros cúbicos por segundo de agua, un nivel que se había detectado, cabe recordar, entre veinte y treinta minutos antes. Es decir, que el caudal real cuando se envía el 'email' era mayor, de 1.941 metros cúbicos por segundo. De hecho, a esa hora, el agua ya anegaba el Pla de Quart.

Es en ese mensaje donde la Confederación acumula los tres avisos que tendría que haber emitido con anterioridad. "Primer, segundo y tercer aviso de la Rambla del Poyo NIII (Riba-Roja VALENCIA)", reza el encabezado del correo, donde además avisaba que la tendencia era "ascendente" y que la crecida estaba siendo "muy rápida". Un aviso que, sin embargo, nunca llegó al Cecopi, y cuyo rastro, por el momento, se ha perdido en la investigación judicial. Se sabe que dicho correo llegó a una sala anexa del Cecopi, donde trabajaban varios técnicos de Emergencias, pero poco más.

¿Por qué no se realizaron los pertinentes avisos como marca el protocolo? Un informe anterior de la CHJ explica que el sistema SAIH "realiza avisos de caudal tras la validación manual por los técnicos de sala al superarse determinados umbrales". Y es "una vez se validan" cuando "se envía el aviso por correo electrónico a las autoridades de protección civil y emergencias". Un proceso que, apunta la Confederación, "puede llevar un tiempo de entre 10 y 15 minutos en situaciones ordinarias". Aunque matiza que la información del SAIH es "complementaria al resto de información" que recibe Emergencias.

Volviendo al informe reciente de la CHJ, incluye un apartado donde especifica el personal que estuvo en activo durante aquellos días. Así, refleja que durante la fatídica tarde del 29 de octubre trabajaron tanto el jefe del área del SAIH y el técnico superior, ambos con labores de coordinación, seguimiento del episodio y mantenimiento de reuniones. Asimismo, estuvo activo el coordinador del servicio técnico y dos empleados encargados del seguimiento del episodio hidrometeorológico. Todos ellos, eso sí, en remoto.

"Las funciones del personal de la empresa en el seguimiento" son la "recepción, evaluación, validación de avisios de todo tipo -incluyendo lluvias, caudales y estado de embalses-" y la "emisión de avisos". Sin embargo, se desconoce todavía qué ocurrió aquella tarde en el equipo del SAIH ni quién fue el responsable de remitir los avisos al departamento de Emergencias de la Generalitat. Aspectos que todavía el organismo no ha aclarado en ninguno de sus informes.

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